En medio de la siempre vigente discusi??n sobre c??mo abordar el tema de las sustancias psicotr??picas, una noticia relativa a un paso que se apresta a dar el Gobierno colombiano ha llamado la atenci??n. Planea el Ejecutivo, a trav??s de los ministerios de Justicia, Salud y Agricultura, la expedici??n de un decreto que permitir??a que en el pa??s se comercialice el cannabis psicoactivo con fines medicinales.
Se trata de un uso de la mata de marihuana que hasta ahora no estaba autorizado en Colombia: la venta bajo f??rmula m??dica de la flor seca ???de alto contenido de tetrahidrocannabinol (THC), el componente que desencadena los efectos psicotr??picos???, que incluso hoy se reserva para la exportaci??n hacia pa??ses donde esa modalidad de empleo del cannabis ya es permitida.
Frente a un tema que sigue siendo espinoso, los argumentos del Gobierno, en teor??a, parecen s??lidos: permitir que aquellas personas que tienen dolencias permanentes, incluido el p??rkinson, accedan a los beneficios terap??uticos de la mata, bajo control y receta de los m??dicos que los atienden, y eventualmente cubiertos por el sistema p??blico de salud. De esta manera, dicen los ministerios, se dinamizar??a una industria, la de la marihuana legal, que completa ya una d??cada en el territorio nacional y que hasta ahora no ha logrado materializar el impacto econ??mico que se esperaba, especialmente en las regiones. Al tiempo, se reconoce el valor terap??utico del THC, con potencial, como ya es sabido, de traer algo de alivio a quienes por su enfermedad padecen de intensos e insoportables dolores.
El proyecto est?? abierto para comentarios de los sectores interesados y, en la pr??ctica, lo que se habilitar??a ser??a la venta en las farmacias autorizadas para ese fin del ???mo??o??? de marihuana como producto terminado (para fumar o vaporizar) o de preparaciones magistrales elaboradas bajo licencia.
El desaf??o es que su uso no se camufle y se termine generando un mercado negro de prescripciones m??dicas.
Pero, como sucede con este tipo de prescripciones en todo el mundo, su aterrizaje en la realidad platea enormes retos de control en la fabricaci??n y el consumo frente a los que, por decir lo menos, no se ve hoy una institucionalidad preparada.
En un pa??s ya acosado por el consumo de droga, hay que tomar todas las previsiones para que el uso recreativo de la marihuana no termine camufl??ndose y creando un mercado negro en las prescripciones m??dicas. Un reto adicional, se??alan expertos en este campo, ser?? controlar efectivamente los niveles de THC en la modalidad de consumo m??dico fumado o vaporizado, algo que no se puede calcular a ojo sino que requerir??, incluso, el uso de dispositivos t??cnicos para ???medir??? cu??nto componente psicoactivo consume cada persona y cu??nto le fue recetado.
El debate cient??fico est?? abierto y es claro, reiteramos, que es necesario abrir puertas para mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades susceptibles de ser al menos paliadas con la marihuana de uso medicinal. Pero en ese objetivo no se pueden dejar rendijas para un consumo recreativo que suele ser la entrada al de drogas m??s duras y nocivas y, adem??s, para los traficantes, que est??n casi siempre un paso adelante de las autoridades, por buenas que sean sus intenciones.